La malnutrición crónica es un problema universal en los pacientes con FQ. En
todos los centros de los países desarrollados, donde se trata estos pacientes, el
soporte nutricional es una parte integral y esencial en su cuidado.
La evaluación nutricional debe ser llevada a cabo por personal entrenado en la
misma, incluyendo medidas antropométricas, con un objetivo de índice de masa
corporal algo más exigente que en la población general; se pretende conseguir
tener al paciente en un índice entre 20 y 25.
Dependiendo de la edad del paciente serán las exigencias y los parámetros a
evaluar. En nuestros pacientes adolescentes se tomarán en cuenta la continuidad
de su desarrollo pondoestatural, así como también su detención o pérdidas de
peso. En los adultos se considerará una pérdida de peso como significativa, si es
mayor del 5% del peso corporal en los últimos 2 meses.
Debe además realizarse la valoración nutricional bioquímica, además de
conocerse el estado de la función respiratoria y la presencia de infecciones
agudas, así como también posibles patologías asociadas con repercusión
nutricional. Para ello, debe descartarse anualmente insuficiencia pancreática,
diabetes y osteoporosis.
Realizando una adecuada evaluación nutricional, se detectarán aquellas
situaciones de riesgo nutricional, de manera de planificar las medidas
terapéuticas adecuadas. De acuerdo al Consenso de la Fundación Sira Carrasco (Spain)
TRATAMIENTO
Cuando la secreción de enzimas pancreáticas está disminuida o abolida, de
manera que la insuficiencia pancreática exócrina es un hecho, está indicada la
administración de preparados comerciales que contienen enzimas. Estos se
administran por vía oral, debiéndose enfrentar al pH ácido del estómago. Este
inconveniente puede vencerse utilizando preparados con cubiertas protectoras y
lograrse la liberación de las enzimas en una concentración adecuada, lo más
“fisiológica” posible, en el lugar adecuado.
Los preparados comerciales expresan la cantidad de enzimas con distintas
unidades de acuerdo a las distintas farmacopeas:
Británica (UBP): porcentaje de hidrólisis de caseína, aceite de oliva y
almidón
Americana (USP): 1 unidad es: cantidad de amilasa que es capaz de digerir
1 g de almidón seco de patata, cantidad de lipasa capaz de liberar un
microequivalente de ácido graso por minuto a un pH 9 y 37ºc, proteasa,
cantidad de enzima que digiere 1 g de caseína.
Hay dos tipos de preparados comerciales a través de los que puede suplementarse
el aporte de enzimas en los insuficientes pancreáticos: la pancreatina y la
pancreolipasa, con propiedades farmacológicas y farmacocinéticas similares, pero
con distinta actividad enzimática. La segunda posee una capacidad lipolítica 12
veces superior a la pancreatina y una capacidad amilolítica y proteolítica 4 veces
mayor.
Para conseguir una reducción significativa de la esteatorrea se aconseja, no solo,
entre 25000 y 40000 U al inicio de cada comida, sino también una disminución
del contenido lipídico y de la calidad de las grasas. Pero lo fundamental es que la
dosificación de las enzimas administrar será individualizado y evaluado y
reevaluado en cada consulta de acuerdo a parámetros clínicos, como peso y
características de las deposiciones, y paraclínicos.
Debido a la vinculación que se ha encontrado entre la colonopatía fibrosante y el
aporte excesivo de lipasa pancreática, existe acuerdo en que no debe superarse las
10.000 U/Kg.
Es aconsejable además guardar una relación lipasa/proteasa de 2-3/1.
El tratamiento nutricional debe ser individualizado para cada paciente de
acuerdo a su etapa evolutiva y a su situación en particular, y por lo tanto debe
revalorarse y replantearse en forma continua.
De acuerdo a la valoración nutricional realizada se establecen tres niveles de
intervención nutricional:
Prevención.
Suplementación nutricional.
Soporte nutricional.
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