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martes, 27 de agosto de 2013

APLICACIONES DE LAS INMUNOGLOBULINAS INTRAVENOSAS.

 

Rev Cubana Invest Bioméd v.22 n.4 Ciudad de la Habana sep.-dic. 2003

Inmunoglobulina intravenosa: sus aplicaciones

Resumen

Se realizó una revisión acerca de la inmunoglobulina intravenosa y sus aplicaciones, la cual es de valor en los pacientes con deficiencia de anticuerpos primaria, aunque muchos otros usos han sido identificados incluido su uso en deficiencias de anticuerpos secundaria, en enfermedades hematológicas e inflamatorias, en trastornos neuromusculares y en ciertas infecciones. La terapia de inmunoglobulina intravenosa no está exenta de riesgos, por lo que se revisaron los efectos adversos más comunes, raros y los muy raros.
El término anticuerpo apareció por primera vez en 1891, en los reportes de Ehrlich con respecto a estudios de toxinas de plantas1 y posteriormente fue utilizado por otros autores como un término general para factores biológicos solubles. Cohn2 introdujo el fraccionamiento en etanol frío para producir “globulina inmune (humana)” como fue denominada por primera vez en 1936.3 El material fraccionado en alcohol se utilizó para la profilaxis contra el sarampión y la hepatitis A en 1945.4   

En 1952 fueron utilizados concentrados de inmunoglobulinas en el tratamiento de la enfermedad de inmunodeficiencia humana.5 Actualmente, la inmunoglobulina es producida de pools de plasma derivados de sangre obtenidas de 500 a 2 000 voluntarios; en algunos países se utiliza sangre placentaria. El procedimiento que se ha utilizado para obtener las inmunoglobulinas es tratar el plasma con alcohol para precipitar la fracción que contiene inmuno-globulinas y después se purifica. La preparación estándar contiene aproximadamente 15 % de inmunoglobulinas, de las cuales 85 % es IgG, 10 % es IgM y 5 % es IgA,6 aunque se encuentran presentes otras proteínas del suero en cantidades trazas.

La infusión intravenosa de concentrados de gammaglobulinas se intentó por primera vez en los años 50 y 60. Desafortunadamente, esas infusiones resultaron en reacciones severas en un número de ejemplos. Sin embargo, han sido ideados varios métodos para modificar las soluciones de inmunoglobulinas para producir productos apropiados para uso intravenoso. Estos métodos incluyen acción enzimática en la inmunoglobulina,4 estabilización de la inmunoglobulina por exposición a ácidos con trazas de pepsina,7 adición de grupos químicos para impedir la agregación,8 reducción, sulfonación o reducción seguida por alquilación,9 adición de estabilizadores (maltosa, sucrosa, albúmina,10 filtración11 y precipitación de agregados por polietilenglicol.12

En los últimos años el desarrollo de la inmunoglobulina intravenosa (IGIV) ha proporcionado un avance terapéutico sustancial en el tratamiento de la deficiencia de anticuerpos. Esto es porque grandes dosis de inmunoglobulinas que contienen una gran cantidad de anticuerpos pueden ser dadas con seguridad en forma concentrada. El mejor método de preparación no ha sido establecido. Existe un consenso general de que tales concentrados deberían contener subclases de IgG en las proporciones aproximadas presentes en el plasma normal y que no serán añadidos preservativos.13

El uso de inmunoglobulina intramus-cular cambió el desarrollo de la enfermedad de inmunodeficiencia humoral. Sin embargo, la dosis terapéutica por la vía intramuscular fue dictada más por la cantidad de la solución que podría ser introducida en un área muscular que por las consideraciones de eficacia máxima, lo que no es importante para la administración intravenosa de inmunoglobulina.

Varios intentos para producir inmunoglobulina intravenosa apropiada resultaron en un grupo de productos que podrían ser seguramente infundidos.

El objetivo de los primeros estudios sobre la eficacia de estos concentrados intravenosos fue establecer ensayos terapéuticos que compararan las inmunoglobulinas intramusculares con la inmunoglobulinas intravenosas recién desarrolladas, las que han demostrado la eficacia de estos preparados intravenosos en términos de ritmos reducidos de infección y uso reducido de antibióticos.14,15

Existen diferentes reportes sobre la dosis de inmunoglobulinas suministradas; en un ensayo clínico se demostró reducción significante en el ritmo de infección para pacientes hipogammaglobulinémicos que reciben 150 mg/kg intravenoso.15

Otros investigadores han analizado los efectos de la inmunoglobulina intravenosa dada a dosis más altas y han concluido que 300 mg/kg/3 semanas de esta inmu-noglobulina es una dosis que beneficia a la mayoría de los pacientes.16 En otros estudios, han sido suministradas dosis más altas de inmunoglobulina intravenosa, como por ejemplo: 400 mg/kg/mes,17 500 mg/kg por intervalos variados, determinados por niveles de IgG del suero,18 y 600 mg/kg/mes19 han sido infundidos sin efectos de enfermedad, y algunas veces con beneficio aparente. Además, parece que los niveles de IgG del suero posinfusión se incrementan aproximadamente 250 mg por decalitro por cada 100 mg de inmunoglobulina por kilogramo infundida. Sin embargo, pacientes individuales pueden presentar diferencias marcadas en su ritmo catabólico aparente y algunos investigadores han pensado individualizar dosis para establecer un valor mínimo.20, 21

Pacientes tratados adecuadamente con concentrados de inmunoglobulina mostraron mejoría significativa según se evidenció por la frecuencia reducida de infecciones de tracto respiratorio y episodios de otitis, sinusitis y conjuntivitis. Sin embargo, pacientes con daño tisular más severo, particularmente enfermedad pulmonar severa, no mostraron tal beneficio. No obstante, algunos investigadores han encontrado que el uso de altas dosis de inmunoglobulina intravenosa en tales pacientes será ventajoso.22

La infusión de estos productos es acompañada por un ritmo bajo pero continuado de reacciones adversas, la mayoría de las cuales ocurren por razones no claras. Un número pequeño de estas reacciones son debido a la presencia de anticuerpos anti IgA preexistentes.

Se ha postulado que la infusión de inmunoglobulina también puede ejercer efectos inmunomodulantes variados. Durandy y otros describieron efectos inmunosupresivos de la inmunoglobulina intramuscular, dada a niños no hipogammaglobulinémicos con infecciones recurrentes y de la inmunoglobulina intravenosa tratada con plasmina dada a pacientes hipogammaglobulinémicos. In vitro, la supresión intrínseca de la producción de anticuerpos por las células B de pacientes con púrpura trombocitopénica idiopática (PTI), es alterada posinfusión.    

En otros estudios de pacientes con PTI, grandes dosis de inmunoglobulina intravenosa se ha demostrado que producen bloqueo temporal de receptores Fc en el sistema reticuloendotelial. Los receptores Fc de los monocitos periféricos son reducidos en número después del tratamiento de inmunoglobulina intravenosa30 y la actividad asesina natural es disminuida temporalmente.31 Otros investigadores han propuesto posibles interacciones antiidiotípicas.32 En la mayoría de estos trabajos, la actividad de la porción Fc de la inmunoglobulina administrada con los receptores Fc unidos a la célula ha sido esencial para la producción de modulación.

En los pacientes inmunodeficientes no se han encontrado efectos supresivos, significantes o duraderos.

La inmunoglobulina intravenosa ha sido empleada en el tratamiento y la profilaxis de infecciones bacterianas y virales, porque el individuo ¨normal¨ que desarrolla una infección invasiva, posee su sistema inmunológico que puede ser considerado normal; pero tales individuos son casi ciertamente deficientes en factores protectivos específicos al agente etiológico que causa su infección.33 Un medio de reconstituir el sistema inmune de un individuo ¨normal¨ infectado con la infección específica es mediante la administración pasiva de anticuerpos. La inmunoglobulina intravenosa es preparada del plasma de grandes números de donantes (2 000-5 000), y por lo tanto, debe reflejar una amplia experiencia inmunológica.

Se ha encontrado que la IGIV posee excelente actividad opsónica contra una variedad de patógenos bacterianos.  Otros estudios han mostrado buena actividad opsónica en la IGIV contra estreptococos A, B, G y D, Staphylococcus epidermides, Klebsiella pneumoniae, Escherichia coli y Pseudomonas aeruginosa.   

Existen estudios en la literatura que sugieren que la IGIV puede tener un efecto beneficioso en neonatos humanos con infección bacteriana o con riesgo incrementado de desarrollar infección bacteriana.   

Existen preparaciones de IGIV que tienen excelentes títulos de anticuerpos a la mayoría de los patógenos virales comunes. Específicamente hay buenos títulos de citomegalovirus (CMV),  virus-varicela-zoster y zotavirus, por lo que ha sido empleada en el tratamiento y la profilaxis de infecciones virales.

Además, la IGIV ha sido utilizada en trastornos inmunorregulatorios, en enfermedades autoinmunes, en la miastenia gravis, artritis reumatoide,  en la enfermedad de Kawasaki. En un estudio, 4 de 6 niños con diabetes recién diagnosticada tratados con IGIV experimentaron remisión parcial prolongada.  La IGIV también ha sido utilizada en la epilepsia  y en las polineuropatías.   

Aplicaciones clínicas de la inmunoglobulina endovenosa

La inmunoglobulina endovenosa es un agente terapéutico de valor para inmunode-ficiencias de anticuerpos y ciertos trastornos inmunorregulatorios.

Se ha reportado que la terapia con IGEV es de beneficio en más de 35 enfermedades cuya etiología se piensa que es inmunológica. En esta revisión se muestran algunos ejemplos donde la utilización de inmunoglobulina humana puede ser de valor.

Inmunoglobulina endovenosa en las patologías inmunohematológicas

Trombocitopenia
– Deficiencia humoral y púrpura trombocitopénica autoinmune.
– Púrpura trombocitopénica autoinmune aguda en niños.
– Púrpura trombocitopénica crónica en niños y adultos.
– Aloinmunización después de infusiones plaquetarias, trombocitopenia del embarazo y trombocitopenia neonatal.
– Trombocitopenia inducida por oro.
– Púrpura trombocitopénica trombótica.
– Trombocitopenia en el síndrome hemolítico urémico.50
Anemia
– Anemia hemolítica autoinmune con inmunodeficiencia o sin esta.
– Anemia hemolítica autoinmune y púrpura trombocitopénica autoinmune (síndrome de Evans).
– Aplasia de la línea roja.
– Inmunización Rh feto materna.

Neutropenia
– Neutropenia autoinmune.
– Aplasia pura de la línea blanca.
Hemofilia A y B
– Asociadas con anticuerpos al factor VIII y IX.
Inmunoglobulina endovenosa para las enfermedades autoinmunes no hematológicas
– Miastenia gravis.
– Polineuropatía desmielinizante.
– Síndrome de Gillain-Barré.
– Esclerosis múltiple.
– Lupus eritematoso sistémico.
– Polimiositis y síndrome de Sjögren.
– Artritis reumatoidea.
– Diabetes mellitus insulino dependiente.
– Penfigo buloso.
– Enfermedad ocular relacionada con la tiroides.
– Uveitis.
Inmunoglobulina endovenosa para las enfermedades con características inmunopatológicas
– Síndrome de Kawasaki.
– Síndrome de fatiga crónica.
– Asma en niños.
– Artritis reumatoidea juvenil.
– Enfermedad de Crohn.
– Abortos recurrentes.
– Enfermedad injerto contra huésped.
– Infección con el virus de la inmunodeficiencia humana en niños.50
Inmunodeficiencias en las cuales la inmunoglobulina humana puede ser de valor
1. Deficiencias de anticuerpo primaria.
– Agammaglobulinemia ligada al cromosoma X (LX).
– Inmunodeficiencia común variable.
– Inmunodeficiencia con hiper IGM.
– Hipogammaglobulinemia transitoria de la infancia (algunas veces).
– Deficiencias subclases IGG + deficiencias de IGA (algunas veces).
– Deficiencia de anticuerpo con inmunoglobulinas normales.
2. Deficiencias combinadas primarias.
– Inmunodeficiencia combinada severa (todos los tipos).
– Otras inmunodeficiencias combinadas con defecto de anticuerpos.
– Síndrome de Wiskott-Aldrich.
– Ataxia-telangiectasia.
– Síndrome linfoproliferativo ligado a X.51
3. Inmunodeficiencias de anticuerpos secundarias
– Infección por VIH.
– Trastornos hematológicos y oncológicos (mielona múltiple, leucemia linfocítica crónica, linfoma y cáncer avanzado).
– Síndrome nefrótico y enteropático perdedor de proteína.
– Paciente en cuidados intensivos (trauma, shock, cirugía).
– Prematuridad.
– Postransplante.
– Quemaduras.51
Efectos adversos de la administración de IGIV52
Comunes:
  1. Escalofríos.
  2. Cefaleas.
  3. Dolor de espalda.
  4. Malestar.
  5. Fiebre.
  6. Prurito
  7. Rash cutáneo.
  8. Náuseas.
  9. Zumbido de oídos.
  10. Hipotensión o hipertensión.
  11. Sobrecarga líquida.
Raros:
1. Dolor torácico.
2. Disnea.
3. Cefalea migrañosa.
4. Meningitis aséptica.
5. Fallo renal.
6. Hepatitis C.
Muy raros: (reportes aislados)
  1. Anafilaxia.
  2. Artritis.
  3. Trombosis.
  4. Muerte.
  5. Prueba de Coombs directa.
  6. Infección fulminante.
  7. Crioglobulinemia.
  8. Neutropenia
  9. Alopecia.
  10. Uveitis + vasculitis retiniana.
  11. Hepatitis no infecciosa.
  12. Hipotermia.
  13. Insuficiencia pulmonar.
  14. Descamación.

Conclusiones

La IGIV es de valor en los pacientes con deficiencia de anticuerpos primaria, aunque muchos otros usos han sido identificados incluido su uso en deficiencias de anticuerpos secundaria, en enfermedades hematológicas e inflamatorias, en trastornos neuromusculares y en ciertas infecciones.
La terapia de IGIV no está exenta de riesgos por lo que se revisaron los efectos adversos más comunes, raros y los muy raros, mencionándolos.   


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Recibido: 12 de febrero de 2002. Aprobado: 2 de septiembre de 2003.
Dra. Isabel Martínez. Hospital Pediátrico de Centro Habana. Benjumeda y Morales. Ciudad de La Habana, Cuba.