A través de la tomografía por emisión de positrones (PET) se obtienen imágenes computarizadas de los cambios químicos que ocurren en los tejidos, tales como el metabolismo del azúcar. Por lo general, al paciente se le inyecta una sustancia que está compuesta por una mezcla de glucosa y una pequeña cantidad de glucosa marcada radiactivamente. La glucosa radiactiva puede ayudar a localizar un tumor, ya que las células cancerosas consumen o absorben glucosa con mayor avidez que otros tejidos del cuerpo.
Tras recibir la glucosa radiactiva, el paciente debe permanecer inmóvil durante aproximadamente 60 minutos para que la glucosa marcada radiactivamente se distribuya por todo el cuerpo. Si existe un tumor, la glucosa radiactiva se acumulará en el tumor. El paciente luego se recuesta en una mesa, que se desplaza lentamente a través del escáner PET unas 6 a 7 veces durante un período de 45 a 60 minutos. El escáner PET se utiliza para detectar la distribución de la glucosa en el tumor y en el cuerpo. La combinación de una CT con las imágenes PET permiten distinguir con mayor precisión los tejidos normales de los anormales. Una computadora traduce esta información en imágenes que interpreta un radiólogo.
Las tomografías PET son de suma importancia a la hora de determinar si un nódulo es canceroso. Sin embargo, las tomografías PET detectan con mayor precisión los tumores más grandes y agresivos que los tumores que miden menos de 8 mm o que son menos agresivos. Incluso pueden detectar cáncer cuando otras técnicas de imagen muestran resultados normales. Las tomografías PET pueden ser útiles para evaluar y estadificar la enfermedad recurrente (el cáncer que volvió a aparecer). Las tomografías PET están comenzando a utilizarse para verificar si un tratamiento es eficaz, es decir, si las células de tumores están desapareciendo y, por lo tanto, consumen menos glucosa.
Los Doral Oncology Center y Kendall Diagnostic Center ofrece este servicio.Captación del trazador en los ganglios linfáticos afectados por linfoma en la ingle, en ambas axilas y en el cuello (zonas rojas). Imagen gentileza del Dr. Jorge Carrasquillo, Departamento de Medicina Nuclear, Centro Clínico, National Institutes of Health.