Demasiada luz nocturna puede afectar nuestros ritmos, alterar nuestra capacidad de aprendizaje e incluso causar depresión. Así lo sugiere un estudio que se publica en Nature que, aunque se ha llevado a cabo en ratones, advierte del riesgo que supone tanta exposición crónica a la luz, como la de los ordenadores, lámparas o incluso tabletas o smartphones.
«Lo que hemos visto, en resumen, es que la exposición crónica a la luz brillante, incluso el aquella de nuestro propio salón o la que tiene por la noche un trabajador por turnos, aumenta los niveles de una hormona de estrés del organismo, lo que desencadena depresión y disminuye la función cognitiva», explica Samer Hattar, profesor de biología en la Universidad Johns Hopkins (EE.UU.).
Mostrando entradas con la etiqueta depresión. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta depresión. Mostrar todas las entradas
viernes, 16 de noviembre de 2012
jueves, 21 de octubre de 2010
Suscribirse a:
Entradas (Atom)