La
Sociedad Española de Reumatología (SER) ofrece a los afectados por
fibromialgia el presente decálogo de consejos.
La
fibromialgia es un trastorno muy común que afecta, según el estudio
EPISER de la Sociedad Española de Reumatología, a una cifra entre el 2% y
el 4% de la población española. Esto supone, en nuestro país, más de un
millón de personas enfermas mayores de 18 años de los cuales, la
mayoría de los afectados son mujeres (90%).
La
fibromialgia se caracteriza por la presencia de un intenso dolor
generalizado crónico, una fatiga que no mejora con el reposo, insomnio y
otros síntomas, como hormigueo en las extremidades, trastornos
abdominales, necesidad de orinar con frecuencia, ansiedad y depresión
entre otras. Un aspecto muy frustrante para los pacientes es que, a
pesar de tanta síntomatología, ni los análisis ni las radiografías
muestran datos de que exista algo que funcione mal en el organismo.
El
tratamiento actual del que se dispone, tampoco es completamente
satisfactorio. Al ignorarse cuál es la causa de la enfermedad, se
desconoce cuál es exactamente el trastorno al que las terapéuticas deben
dirigirse. Con todo, la fibromialgia es una enfermedad que puede
controlarse. La Sociedad Española de Reumatología, constituida por los
médicos españoles expertos en las enfermedades del aparato locomotor,
emite este decálogo de consejos, en la esperanza de que sean útiles a
aquellas personas que padecen esta enfermedad.
Afecta a más de un millón de personas enfermas mayores de 18 años en nuestro país.
1) APRENDA A CONVIVIR CON SU DOLOR
No hay recetas ni píldoras mágicas para la fibromialgia y el dolor
crónico. Por ello, el primer paso para controlarlo es asumir que el
dolor puede persistir
para siempre y que, por tanto, en adelante, va a formar parte de nuestra vida. Cuando se asume el dolor, se aprende a reconocerlo y a saber lo que lo mejora o empeora, y estamos entonces en situación de buscar soluciones y de volver a disfrutar de la vida.
para siempre y que, por tanto, en adelante, va a formar parte de nuestra vida. Cuando se asume el dolor, se aprende a reconocerlo y a saber lo que lo mejora o empeora, y estamos entonces en situación de buscar soluciones y de volver a disfrutar de la vida.
2) CONTROLE SUS EMOCIONES
Muchas personas con esta enfermedad desarrollan sentimientos negativos
que antes no presentaban y que les hacen convertirse en una persona
diferente. Los sentimientos negativos más frecuentes en las personas con
fibromialgia son enfado e ira, depresión, frustración, sensación de
fracaso, culpa y vergüenza. Debe aprender a controlarlos para que no se
cronifiquen y se conviertan en un problema añadido. Reconozca todo lo
positivo que le sucede en la vida: a pesar del dolor no es un
incapacitado y puede hacer muchas más cosas de las que piensa.
3) CONTROLE SU ESTRÉS
El estrés es, básicamente, la respuesta del organismo cuando afrontamos
un peligro y nos preparamos para luchar o para huir. La mejor manera de
combatir este estrés perjudicial es, en primer lugar, reconociendo cuál
es la causa del nuestro, y evitando las situaciones que lo favorezcan.
También es útil organizar y planificar nuestras actividades diarias, y
dedicar diariamente tiempo a la relajación. Esta se practica siguiendo
determinadas técnicas –como la respiración profunda o la relajaciòn
muscular- que pueden aprenderse con un corto entrenamiento.
4) EVITE LA FATIGA
Tan negativo es permanecer en inactividad, como realizar un número
excesivo de tareas. No intente ser un perfeccionista; planee sus
obligaciones, y elimine o delegue aquellas que no sean estrictamente
necesarias. Intercale periodos de descanso entre los de actividad, y
haga sus tareas a un ritmo que usted pueda controlar.
5) HAGA EJERCICIO
Posiblemente es el aspecto terapéutico más importante para el
tratamiento de la fibromialgia. El ejercicio no sólo mantiene en forma
los músculos y pone a punto el sistema cardiovascular, sino que
disminuye el dolor, favorece el sueño, mejora la sensación de fatiga y
disminuye la ansiedad y la depresión. Caminar, correr, andar en
bicicleta o bailar, son ejercicios aeróbicos que favorecen el control de
la enfermedad. Comienze a realizar el ejercicio de una forma suave y
vaya progresivamente incrementando su intensidad y duración, hasta
realizarlo de 20 a 40 minutos, como mínimo 3 días a la semana. Al
principio es posible que su dolor se incremente, pero progresivamente
irá disminuyendo.
6) RELACIÓNESE CON LOS DEMÁS
Todos sabemos cómo alivia nuestras preocupaciones la conversación con
los amigos y compañeros. Cuente a los demás lo que le pasa y cómo no
puede hacer siempre las cosas que hacía antes, pero evite que la
comunicación se centre continuamente en su dolor.
7) PROTEJA SU SALUD
La depresión que puede acarrear el dolor crónico determina que se
abandonen los buenos hábitos de salud. El tabaco, nocivo para cualquier
aspecto de la salud, es también un excitante del sistema nervioso que
hace más difícil el control del dolor. Lo mismo sucede con la cafeína y
el exceso de alcohol, el cual puede además interferir con la medicación.
Vigile su peso, y haga ejercicio para mantenerse en forma.
8) USE CON PRECAUCIÓN LOS MEDICAMENTOS
Muchos de los síntomas de la fibromialgia mejoran con medicación. Los
analgésicos y antinflamatorios, que tan eficaces resultan en el dolor
agudo, no
funcionan tan bien en el dolor crónico de la fibromialgia, aunque son útiles en muchos pacientes. Existen analgésicos más potentes, denominados opiáceos, que pueden ser empleados en la fibromialgia, siempre que los recomiende un médico experto en su empleo. Otros fármacos, como los anticonvulsivantes y los antidepresivos también pueden disminuir el dolor. Existen medicamentos que pueden mejorar el sueño, los trastornos psicológicos, las molestias
intestinales, etc…pero, lo más importante es que la persona que padece esta enfermedad evite el automedicarse, y se ponga en manos de un médico experto en el tratamiento del dolor crónico y en el uso de las medicaciones anteriormente mencionadas.
funcionan tan bien en el dolor crónico de la fibromialgia, aunque son útiles en muchos pacientes. Existen analgésicos más potentes, denominados opiáceos, que pueden ser empleados en la fibromialgia, siempre que los recomiende un médico experto en su empleo. Otros fármacos, como los anticonvulsivantes y los antidepresivos también pueden disminuir el dolor. Existen medicamentos que pueden mejorar el sueño, los trastornos psicológicos, las molestias
intestinales, etc…pero, lo más importante es que la persona que padece esta enfermedad evite el automedicarse, y se ponga en manos de un médico experto en el tratamiento del dolor crónico y en el uso de las medicaciones anteriormente mencionadas.
9) USE CON PRECAUCIÓN LAS MEDICINAS ALTERNATIVAS
Como con frecuencia los medicamentos tienen un resultado solamente
parcial, es habitual que muchos enfermos busquen soluciones en las
terapias alternativas. Algunas de estas terapias mejoran el dolor y
pueden favorecer el control de estrés, como el yoga, la acupuntura,
quiropraxis, masaje, Tai-Chi, homeopatía… La medicina alternativa puede
ser cara, y no está regulada por las guías médicas. Por ello, se debe
recomendar al paciente que consulte siempre con su médico antes de
comenzar cualquier terapia de medicina alternativa, ya que algunas
pueden interferir con el tratamiento estándar o habitual. Desconfie si
le prometen curación, si le recomiendan que abandone la terapia con
medicinas, o si le dicen que el tratamiento es un secreto y solo puede
ser administrado por ciertos proveedores.
10) SEA CONSTANTE
La paciencia es una virtud importante; conseguir resultados puede
tardar algún tiempo. No lo eche todo a perder porque tenga un “día
malo”. Aunque haya conseguido estabilizar su enfermedad, los “días
malos” inevitablemente aparecerán y debe estar preparado para
afrontarlos. En esos días, salga de casa y relaciónese con los demás,
mantenga sus compromisos habituales y procure dedicar más tiempo a
relajarse. Mantener con regularidad los consejos que le hemos dado
anteriormente es la mejor forma de seguir controlando su enf