Ciclo de respuesta sexual
Los sexólogos suelen dividir el ciclo de las relaciones sexuales en cinco fases, que varían en intensidad y duración según los sujetos y las circunstancias. La primera es el Deseo, fase de carácter subjetivo y psicológico. El deseo sexual se refiere al grado de motivación que las personas sienten para iniciar un acercamiento sexual. Consiste en tener fantasías sobre actividad sexual y en las ganas de tener actividad sexual. Tiene que ver con los estímulos sexuales efectivos, tanto psicológicos, como la presencia o pensamiento del objeto amado, como fisiológicos, como los abrazos o los besos, o una combinación de ambos. Posterior a esta fase, se encuentran la Excitación, la Meseta, el Orgasmo y por último la Resolución.
Este ciclo saludable de respuesta sexual ha sido descrito por Master y Johnson. Ellos plantean que cuando hay disfunción en la fase inicial del Deseo, el umbral de respuesta sexual se eleva mostrándose una Apatía Sexual.
Esta apatía puede ser Primaria, cuando el sujeto la presenta desde el inicio de sus relaciones sexuales, o Secundaria, cuando se presenta después de un período de funcionamiento normal, largo y satisfactorio. En muchos casos es Selectiva, es decir que sólo existe con una pareja determinada -la permanente- y no con otras parejas, y en ocasiones es General, cuando aparece siempre.
La Organización Mundial de la Salud, la incluye en la décima edición de la Clasificación Internacional de las Enfermedades, dentro de las disfunciones sexuales "No orgánicas" llamándola "Ausencia o Pérdida del Deseo Sexual", y los requisitos para diagnosticarla son la disminución de la búsqueda de estímulos de contenido sexual o de pensamientos sexuales acompañados de sentimientos de deseo y de apetito sexual, o de fantasías sexuales, falta de interés en iniciar actividades sexuales, ya sea con una pareja o mediante masturbación solitaria, con una frecuencia claramente menor de lo esperado por la edad y el contexto correspondiente, o claramente inferior a etapas anteriores del paciente.
Para hacer el diagnóstico de Ausencia del Deseo Sexual, éste debe ser el problema principal que presente la persona y no -por ejemplo- una depresión dentro de la cual hay disminución de todas las áreas vitales en el paciente, como sueño, falta de apetito para comer o disminución del deseo sexual.
Es importante hacer notar que la ausencia del deseo sexual no excluye la posibilidad de placer o la excitación, pero hace menos probable que el sujeto emprenda alguna actividad sexual. En este sentido, muchos autores lo denominan Trastorno Hipoactivo del Deseo Sexual.
El diagnóstico no debe realizarse cuando el desgano sexual es debido a la toma de medicamentos o alguna etiología orgánica, como una enfermedad física.
Causas
Las Médicas, son las causas fisiológicas, como problemas endocrinos, trastornos hormonales, insuficiencia renal, entre otras. Los medicamentos como los anticonceptivos, antidepresivos, antibióticos y los antihistamínicos pueden generar como efecto secundario una disminución evidente de la libido.
Las causas Psicológicas primordiales son los altos niveles de ansiedad de origen diverso, como una estricta educación moral, experiencias previas no satisfactorias, miedo a la intimidad, temores o estrés, o la existencia de sentimientos negativos hacia uno mismo, como no sentirse atractivo o mantener una autovaloración negativa.
Estos dos grandes factores pueden producir una disminución en el grado de deseo que se experimenta. Otro factor no estrictamente psicológico, se refiere a la forma habitual que tiene una pareja de relacionarse. Si siempre se da en las mismas circunstancias y bajo las mismas pautas, no es raro que al cabo de un tiempo se pueda producir una pérdida de interés hacia el inicio de los contactos.
El desamor, la incomunicación, el tedio y la indiferencia son causas comunes de la Apatía sexual.
Por otro lado, individuos que no reconocen en la sexualidad una fuente de placer y la conceptúan sólo como medio de reproducción, no buscarán variación y alternativas para la misma, lo cual con frecuencia también contribuye con la Apatía sexual.
Algunos factores asociados son la inconformidad en el trabajo, el estrés y la mala salud, que pueden ser "asesinos" silenciosos y graduales de la libido.
Potenciar la sexualidad
El Sexo no es algo que sólo ocurre, podemos facilitar que ocurra y sea maravilloso. Puede durar y mejorarse con el tiempo. La Apatía sexual, requiere que se aborde la relación de la pareja en todas sus dimensiones. De ahí la dificultad de tratar esta disfunción genéricamente. Implica la revisión de factores psicológicos individuales de cada uno de los miembros, así como de la interacción de la dinámica de la pareja y de su relación con el mundo circundante.
Podemos cultivar la sexualidad teniendo una buena actitud ante el sexo. Pensando sexualmente en nuestra vida cotidiana, y llevando la excitación a nuestra pareja. Energetizándonos, correr, saltar, reírse, respirar, hacer cosas que gusten y muevan la sangre por las venas. Quererse y valorarse. Conectarse con los deseos y sensaciones de todo tipo. Buscar tiempo, espacio y ocuparse de revivir la sexualidad.
Es conveniente incorporar pensamientos del tipo: "el placer es bueno", "merezco el placer", "el sexo apoya mi crecimiento personal" y procurar activamente el mejoramiento de la relación con nuestra pareja.
Algo muy importante es la creación de un "clima erótico" que facilite el despertar del deseo, para ello puede ser útil el empleo de recursos eróticos que resulten atractivos para ambos.
Algunos alimentos tienen cierta acción afrodisíaca. También algunos medicamentos con prescripción pueden producir un aumento de la libido.